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El historiador debe ser sereno y objetivo por sobre todas las ideologías y particularismos, sin cortapisas de tendencias ni burocráticos señalamientos. Obligatorio es entender nuestra evolución social, no sólo según el espectáculo de las batallas, sino en las concomitancias de la cultura, lo que de verdad ayude a comprender y amar a la patria, así como a lograr una fundamental identidad nacional que tanto hemos soñado generaciones y generaciones de mexicanos.
 

Notario Héctor Constancio Hernández Allende

El mejor entendimiento y comprensión de nuestro presente es el darnos cuenta de ¿Qué somos? ¿De dónde venimos y hacia dónde vamos?

Séneca deslizó en su Medea al don augural de describirnos. Ahí estriba la aptitud singular de entender nuestros errores y conducirnos por sobre ellos a una auténtica ética histórica.

Al evocar nuestro convulso pero trascendente origen decimonónico cabe re?exionar que si monárquicos, insurgentes, liberales, conservadores, reformistas, federalistas, centralistas, clericales, anticlericales, exaltados o conformistas resucitasen clari?cando sus vivencias existenciales, ¿Qué consejo mejor podrían darnos que el de ya no vulnerar una auténtica unidad patriótica en el camino ascendente de la nación. Ellos que no admitieron en vida una coexistencia pací?ca y coherente que tanta sangre y dolor produjo, nos merecen por sobre el tiempo y los sepulcros, una comprensión y un respeto a la diversidad como la gran lección constructiva, en nuestro presente y futuro.

Tal como Renán lo puntualizó, las naciones como el hombre mismo tenemos un pasado de glorias y pesares que compartir. Por ello, cada vez que las dudas nos sobresalten, volvamos los ojos a nuestro pasado histórico y encontremos en él la voz de México.

Resulta importante mencionar la fecha del 13 de junio de 1821, cuando a las 10 de la mañana el brigadier Pedro Celestino Negrete proclamó “Independencia o muerte” en la población de San Pedro Tlaquepaque, en la ?nca marcada con el número 208 de la hoy calle Independencia.

Después se dirigió a la ciudad de Guadalajara, en la cual, salvo la huída del general José de la Cruz, último mandatario que fuera del dominio español, encontró el respaldo de las autoridades civiles, eclesiásticas, militares y pueblo en general, pu- blicándose con toda solemnidad los bandos respectivos a favor de la Independencia.

El General Negrete quedó como el primer gobernante de la provincia de Nueva Galicia, sucediéndole en breves interinatos el coronel José Antonio de Andrade y Baldomar, así como Antonio Basilio y Ulloa Victoria y Deza.

En el ámbito nacional tras los Tratados de Córdoba y el Acta de Independencia del 28 de septiembre de 1821, fue entronizado como primer emperador de México don Agustín de Iturbide. Coincidente con la vigencia del imperio es el inicio del general Luis Quintanar Bocanegra y Ruiz, (originario de San Juan del Río en el actual estado de Querétaro), mariscal de campo de los ejércitos imperiales, como capitán General y Jefe Político Superior de la Provincia de Nueva Galicia, de Guadalajara o de Jalisco, denominaciones que se alternan o se usan indistintamente entre 1822 y 1823.

Dentro de nuestros múltiples antecedentes federalistas obligatorio es el hacer mención de ese grupo de jóvenes jaliscienses anti-imperialistas y anti-clericales, cuya adelantada postura republicana federalista, ejerció un gran in?ujo popular particularmente a través de su órgano periodístico La Estrella Polar; se les llamó los Polares, designación con la cual el clero pretendió señalarlos como impíos. Nos relata don Luis Pérez Verdía la crítica severa y aguda de los Polares al sermón del sacerdote doctor Piñeira, en la solemnidad de la catedral, a favor de la coronación de Iturbide. Este grupo fue de una gran importancia en acontecimientos históricos posteriores.

Recordemos como gran teórico e impulsor del federalismo al doctor José de Jesús Huerta Leal, personaje liberal el que en fecha posterior fue de los pocos sacerdotes que apoyaron las Leyes de Reforma.

Cuán importante resulta el resaltar que en marzo de 1821 don Francisco Severo Maldonado publicó el Contrato de Asociación para la Republica de los Estados Unidos del Anáhuac, verdadero proyecto Constitucional en el cual sostenía la bondad del sistema federalista como forma de gobierno.

Circunstancias económicas, políticas, divisionismos, ambiciones, más la presencia del inefable Joel R. Poinsett, quién logró enfrentar y debilitar las logias masónicas con tan funestas consecuencias, y que traía en “su morral” el respaldo del poderoso e interesado vecino país del norte, provocan levantamientos militares en forma principal representados por el llamado Plan de Casa-Mata que se tradujo en el ?n del imperio iturbidista. A dicho plan se adhirió la guarnición militar de Guadalajara el 26 de febrero de 1823, al día siguiente Luis Quintanar emitió un bando en apoyo de la Guarnición con fecha 27 de febrero de 1823.
Ese mismo día la Diputación Provincial se manifestó en apoyo absoluto a la decisión de Quintanar, así como el Ayuntamiento de Guadalajara posteriormente, hizo público su respaldo a la Diputación, y asimismo planteó el imperativo de instalar un nuevo Congreso Nacional.

El 12 de marzo la Diputación Provincial insistió en la convocatoria del nuevo congreso, así como exhortó al pueblo a la adopción de un sistema federal de gobierno. Este tan importante y amplio mani?esto está ?rmado por Luis Quintanar, Antonio Gutiérrez y Ulloa, Juan Cayetano Portugal, José Casal y Blanco, José de Jesús Huerta, Urbano Sanromán, Domingo González Maxemín y Pedro Vélez como vocal Secretario.

El 14 de marzo de 1823 la Diputación Provincial, con todo el respaldo y sugerencia del Jefe Político Superior Luis Quintanar, designó como diputados de esta provincia a los señores Prisciliano Sánchez, diputado que fuera del extinguido Congreso Constituyente imperial, y a Juan Cayetano Portugal, para que ambos concurrieran a la ciudad de Puebla y conjuntamente con los demás diputados de otras provincias suplieran la representación nacional.

El 9 de mayo de 1823 la Diputación Provincial dio, entre otros, los siguientes y fundamentales acuerdos:

• Reconocer al actual Congreso Nacional sólo en carácter de convocante.
• Suspender en esta provincia el cumplimiento de todos los decretos y órdenes tanto del Congreso como del poder ejecutivo centralista.
• Asimismo esta diputación se constituyó como la primera autoridad.
• Indica, sugiere u ordena a Prisciliano Sánchez y a Cayetano Portugal en su calidad de representantes eleven su más enérgica protesta sobre el por qué no se ha convocado todavía a elecciones para formar otro congreso.

El ilustre ayuntamiento de Guadalajara apoyó todas las decisiones de la Diputación Provincial.

Con todo el apoyo de Quintanar aparecen en mayo importantes documentos y proclamas de diversos sectores a favor de la integración del federalismo como forma de gobierno, en particular la proclama de Quintanar del 13 de mayo que informa al Pueblo la separación del Congreso Mexicano, así como su circular en la que señala los inconvenientes de un sistema de gobierno centralista y las ventajas del federalista. El ayuntamiento de Guadalajara, el 15 de mayo de 1823, manifestó a los habitantes de la ciudad la necesidad de adoptar el sistema federalista, así como aclarar que dicho sistema de ningún modo era atentar contra la religión.

Con el cabal apoyo de Quintanar el 5 de junio la Diputación Provincial pronuncia en forma enérgica su decisión de adoptar el sistema federal de gobierno, a la vez, hace un llamado a las demás provincias de la Unión en pro de la adopción del federalismo. Dicho llamado se envió oportunamente, incluso, al Supremo Poder Ejecutivo como muestra de las rectas intenciones de pretender  el federalismo como forma de Gobierno. Dadas las amenazas centralistas, el jefe político de la provincia Luis Quintanar, el 8 de junio de 1823, exhortó al pueblo a integrar milicias cívicas para su defensa.

El día 16 de junio la Diputación Provincial celebró una sesión de vital importancia para nuestros destinos históricos, hecho que signi?có un ejemplo fundamental y guía para toda la nación. Tal acto redundó en un trascendente plan de gobierno publicado el día 21 siguiente y particularmente precedido del también histórico mani?esto de Luis Quintanar en apoyo de?nitivo a la Diputación Provincial que en esos momentos se constituía ya en poder legislativo del estado. Tanto en ese mani?esto como en el plan de gobierno surge el tan deseado cambio de provincia de Guadalajara a la erección del Estado Libre de Jalisco –qué importante es en estos momentos su conocimiento y difusión integrales para la mejor comprensión de nuestro desarrollo como estado-.

Resaltamos en síntesis algunos principios generales del Plan de Gobierno Provisional del Nuevo Estado de Jalisco publicado el 21 de junio de 1823:

• La provincia conocida hasta ahora con el nombre de Guadalajara se llamará en lo sucesivo Estado Libre de Jalisco.
• Su gobierno será popular y representativo.
• Su de?nición territorial en 28 partidos (que incluían, entre otros: Acaponeta, Ahuacatlán, Colima, Compostela, El Nayarit, San Blas, Santa María del Oro, Centispac y Tepic).
• El estado de Jalisco es libre, independiente y soberano de sí mismo y no reconocerá otras relaciones con los demás estados o provincias que las de fraternidad y confederación.
• Al de?nir un estado libre y soberano, a?rma los derechos de libertad política, desde luego, entre otros el hacer su propia constitución.
• La integración de poderes: el Ejecutivo en el cual declara al jefe político Luis Quintanar como gobernador del estado de Jalisco. En funciones desde estas fechas el 17 de junio de 1824, por hacer sido secuestrado, privado de su libertad y de su legal ejercicio gubernamental por el gobierno federal centralista.
• El poder legislativo integrado por la antigua Diputación Provincial.
• Un poder judicial sobre la anterior administración de justicia dando margen a la creación de un supremo tribunal.
• El respeto y reconocimiento a la institución política llamada ayuntamiento.

Al rememorar el nacimiento de Jalisco como entidad federativa, so pena de ingratitud, debemos mencionar, por sobre acontecimientos políticos pasados, presentes o futuros, personalismos, antipatías o simpatías, al ciudadano Luis Quintanar, quien en apresurada consulta a todos los pueblos y corporaciones de la misma sobre su voluntad de constituir su forma de gobierno en república federal y recibir unánimes respuestas a?rmativas, expide el mencionado histórico y trascendental documento que remitió a la excelentísima diputación provincial el 16 de junio de 1823, la que en sesión extraordinaria declaró que la voluntad de todos los pueblos de la provincia era el “pronunciamiento tan deseado al erigirse esta Provincia en Estado soberano federado con los demás de la grande Nación Mexicana, con el nombre de Estado Libre de Jalisco, y que al efecto se publiquen y circulen la exposición y plan de gobierno…”

Como vemos, en los difíciles momentos en que se encontraba nuestra nación, fue Luis Quintanar el más decidido impulsor del federalismo, lo que lo convirtió en el indiscutible defensor de los intereses regionales y en el más ardiente federalista. La hábil forma de actuar de Quintanar le ganó un fuerte apoyo de parte de los pueblos y autoridades, e incluso el respaldo de algunas otras provincias para sostenerle en su importantísima decisión de implantar la forma federal de gobierno. El gobierno central, inquieto por la postura de Quintanar, decidió quitarle el mando político nombrando a José Joaquín Herrera, designación que no tuvo lugar puesto que las tropas jalisciense federalistas le obligaron a retirarse en clara oposición a su mandato.

Esta viril actitud de las autoridades del ya proclamado Libre y soberano Estado de Jalisco, provocó que se enviara una columna militar al mando de Nicolás Bravo y Pedro Celestino Negrete para someterlas. Este incidente concluyó con los llamados Convenios de Lagos mediante los cuales Jalisco reconocía al congreso y al poder ejecutivo como enlace entre los estados. A cambio de esto el gobierno de México se obligaba a mantener y reconocer al fede-ralismo promovido y proclamado por Jalisco, modalidad de gobierno que fue adoptada en muchas provincias, siguiendo el ejemplo de nuestro estado.

Como primeras represalias políticas del gobierno central, en las cuales Pedro Celestino Negrete por su aversión al federalismo y a Quintanar in?uyó en forma decisiva, le fue segregada a Jalisco parte de su territorio, la que actualmente lleva el nombre de estado de Colima. También se intentó quitarle el partido de Zapotlán el grande, lo que no se logró por la fuerte oposición de sus habitantes y las milicias cívicas creadas por Quintanar.

El 11 de septiembre de 1823 se integró el Congreso Provincial Constituyente local, encargado de dotar al estado de Jalisco de una constitución particular. Este documento fue ?rmado por Esteban Huerta, Diego Aranda, Juan N. Cumplido, Anastasio Bustamante, Prisciliano Sánchez, Santiago Guzmán, Vicente Ríos, Ignacio Navarrete, José Esteban Aréchiga, todos ellos jóvenes egresados de la Universidad de Guadalajara o del Seminario Conciliar; participaron además Pedro Vélez, José María Castillo Portugal, Urbano Sanromán, José Antonio Méndez, Esteban Gil, Rafael Mendoza y José Manuel Cervantes.

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