Consideraciones Acerca de la Deuda Externa

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CONSIDERACIONES PERSONALES ACERCA DE LA DEUDA EXTERNA MEXICANAY SU IMPACTO EN EL DESARROLLO NACIONAL

PROLOGO


Al ir analizando la evolución e impacto que ha tenido la economía en mínima, mediana o gran medida en la transformación y consecuente desarrollo de las naciones, me ha despertado especial interés, la influencia negativa que carga nuestra economía nacional en virtud de la enorme deuda externa y que le impide la realización de muchas funciones en pos de su desarrollo sostenido.
 

Licenciado Odilón Campos Navarro

Mucho se puede decir de la deuda externa; quizás, que fue obra de malos gobiernos, quizás de actitudes antinacionalistas de los mexicanos con grandes recursos financieros que al sacarlos del país hicieron temblar la economía nacional; quizás, consecuencia de una deficiente política fiscal, o quizás también de un erróneo proyecto económico nacional. Al ir conociendo y reconociendo los estadios evolutivos de la economía de los pueblos, me fui transportando por un sendero en el cual, no es posible hacer una afirmación simple de la causa o causas que inciden en la economía y dentro de su contexto en la deuda externa; sería superficial y sin fundamento científico simplemente adherimos a una causa invocada por un periódico o por una revista especializada, muchas veces con criterios particulares o de manejo tendencioso.

Por ello, me propuse en lo personal, tratar de plasmar en ella mi idea, mi pensamiento apoyado en la metodología científica de las causas determinantes de la deuda externa mexicana y de la grave carga que tiene sobre la factibilidad del desarrollo nacional.

Espero que estos objetivos sean logrados, pero ante todo estoy seguro que al haber iniciado este trabajo, he logrado despertar en mi interior, ese interés en los fenómenos económicos mexicanos, que de ninguna manera son área de los especialistas gubernamentales sino que en la medida en que cada uno de los mexicanos, o quizás sin pretender mucho abarcar, que cada uno de los universitarios, nos preocupáramos por sus orígenes, causas y consecuencias; así, tendríamos mejor opinión o plataforma para objetar o para apoyar el gran proyecto económico nacional, nunca como simple crítica sino en base a fundamentos teóricos, quizás doctrinales, pero ante todo con el interés que nos despierta lo nuestro, no lo mío, porque lo primero que se debe reconocer es que todos formamos parte de un mismo barco: México.

Un agradecimiento es primordial por ello, al estimado doctor don Pablo Padilla Barragán, por despertar con sus conocimientos, con esa tan especial forma de transmitirlos, de generar confianza y a la vez el interés al que me he referido, sentimientos que he sentido en lo personal y en cada uno de mis compañeros de estudios de grado.

ANTECEDENTES.

La deuda externa del Gobierno de México es más antigua que el propio Estado. Se puede afirmar que en el año de 1822 una junta de crédito público, establecida con el fin de determinar el monto de la deuda externa que podría atribuirse al recién formado Estado Mexicano, estableció la cifra de 45 millones de pesos. A partir de entonces se iniciaron las negociaciones que dos años más tarde dieron como consecuencia el primer préstamo internacional a México, otorgado por un banco inglés. Para mejor ubicar la evolución del endeudamiento externo mexicano conviene acudir a las diferentes etapas en que las clasifica un tratadista de la materia, Jan Bazant.

Primera etapa de endeudamiento público externo. (1824 a 1942). Decía que a partir de 1824 se inicia el endeudamiento externo del gobierno mexicano con el primer préstamo hecho por Londres para la construcción de ferrocarriles y llega hasta 1919 en que la capacidad de pago del país y el servicio de su deuda se suspenden por el movimiento armado. Fue hasta el año de 1942 en que el Gobierno Mexicano en reunión con el Comité Internacional de Banqueros decide cubrir anticipadamente todos los bonos. (Plan iIA- del Convenio de 1946).

El fin de este endeudamiento fue destinar los recursos obtenidos en pago del servicio de deudas vencidas, gastos militares de pacificación y, durante el porfiriato, financiar el programa de obras públicas que propiamente dá inicio a la modernización del país. Puede entonces decirse que este endeudamiento fue originado por causas de emergencias.

Segunda etapa de endeudamiento externo. (1940- 1950). Durante esta etapa prácticamente no se da endeudamiento externo, debido a la política nacionalista del gobierno y a la existencia de abundante capital financiero en el país que se destina principalmente a la industrialización; además, las exportaciones mexicanas se vendían bien en los mercados internacionales. Puede afirmarse que el desarrollo nacional se fundó durante esta década con el 75% en recursos obtenidos de la exportación, provisiones fiscales y utilidades de empresas públicas; el restante 25% se financió con el endeudamiento interno, vía encaje legal, siendo muy poco lo financiado con deuda externa.

Tercera etapa de endeudamiento externo (1950-1970). A partir de esta época se inicia una tendencia expansiva en forma tal que el principal mecanismo de ajuste para que el Estado buscara resolver sus desequilibrios financieros y su debilidad para diseñar la movilización de recursos internos, fue el endeudamiento exterior. El Gobierno Mexicano busca financiar el déficit de cuenta corriente contratando deuda externa.

Al respecto, David Ibarra, señala: "Vista globalmente la política monetaria y crediticia, se podría concluir que ha estado subordinada ante todo al objetivo de apoyar el financiamiento del gasto público y de facilitar la ejecución de los proyectos de formación de capital y, en segundo término, al de mantener la estabilidad monetaria y cambiarla. Durante los últimos quince años se han logrado conciliar dichos objetivos como no siempre puso hacerse en épocas anteriores, aunque ello se haya conseguido -en ausencia de medidas complementarias a costa de un incremento en el endeudamiento gubernamental y externo, cuyo servicio comienza a gravitar pesadamente tanto sobre la balanza de pagos como sobre la cuenta pública".

Cuarta Etapa. La Regulación por el Fondo Monetario Internacional.· Dentro de esta etapa la naturaleza del endeudamiento externo del gobierno mexicano como consecuencia de las tres anteriores fases identificadas como desarrollo, estabilizador, crecimiento y sexenio echeverrista surge una actual etapa de control por parte del Fondo Monetario Internacional que inicia en su mayor medida durante el periodo de José López Portillo.

Para tratar de mejor entender estas conformaciones de política de endeudamiento externo debe advertirse que durante el desarrollo estabilizador que se inicia en la época porfirista que si bien tuvo grandes errores políticos en materia de desarrollo nacional, fue el inicio de la transformación industrial y de financiamiento de infraestructura para el desarrollo, se inicia la construcción de ferrocarriles, se abre la economía a I la inversión extranjera, tanto de los Estados Unidos de América, como de Inglaterra, Holanda, Francia, y otros países europeos.

Este desarrollo se presenta también en los años sesenta cuando la espiral inflacionaria que tradicionalmente acompañara al crecimiento mexicano, planteo el reto de la estabilidad. La devaluación de 1954 constituyó un esfuerzo por restaurar la confianza que el sector privado había perdido en la política financiera gubernamental y establecer nuevos lineamientos en los que la estabilidad de precios y de paridad del peso frente al dólar estadounidense desempeñaría un papel importante. Pero igual importancia cobraría la deuda externa pública, el modelo de crecimiento con inflación hasta entonces en funcionamiento sería reemplazado por el crecimiento con endeudamiento, porque esta deuda viene a convertirse en completamente al escaso ahorro interno, para ocultar ineficiencias oficiales, privilegios y malas planeaciones fiscales.

PERSPECTIVAS ACERCA DE LA DEUDA EXTERNA MEXICANA

Llega el sexenio echeverrista con un rechazo de la dependencia mexicana frente a los créditos externos y postula una política de desarrollo compartido, procurando buscar la reducción de la deuda externa. Sin embargo, el entonces Secretario de Hacienda, posteriormente despedido, Hugo B. Margain señaló que de no regularse adecuadamente, se podría originar el retrocedo de los programas de crecimiento o en caso contrario el excesivo endeudamiento externo lo que llevaría al país a la insolvencia y al deterioro de la paz social. Durante los primeros años del sexenio, el margen de aplicación y operación de deuda externa se mantuvo dentro de los límites tolerables, pero fue a partir del año de 1973, cuando la deuda externa se desborda, en primer lugar por la ineficaz aplicación de recursos públicos obtenidos en el exterior en el financiamiento de programas populistas y en el sostenimiento de un aparato productivo estatal (industria paraestatal) ineficiente, improductivo y de alto costo social, con un solo fin, el aprecio de las políticas nacionalistas sustentadas. Sirve como ejemplo el determinar que en principio del sexenio se financiaba el déficit industrial con el 7% de la deuda externa y al final se llegó al 66%, lo que representó que nos endeudábamos para sostener una aparato Industrial como dije ineficiente y no rentable.

Hacia finales del año de 1976 y en los inicios del gobierno de López Portillo la expansión del volumen de la deuda externa mexicana ya era muy palpable. La economía nacional enfrentaba uno de los momentos más críticos de su historia:

• El déficit de la cuenta corriente de la balanza de pagos se había cuadruplicado.
• La inversión privada se encontraba prácticamente paralizada.
• La mayor parte del aparato industrial para estatal operaba con pérdidas
• Las reservas internacionales del país se encontraban precarias, debido a la salida masiva de capitales.
• La inflación iba ascendiendo peligrosamente.
• La falta de empleo y productividad incidía en el bolsillo del mexicano.
• La deuda pública externa llegaba al 32.8% del Producto Interno Bruto.
• El pago del servicio de la deuda abarcaba más de un tercio de los ingresos en divisas obtenidas en la exportación.

Viene como consecuencia la terminación de la paridad monetaria del peso frente al dólar norteamericano que se mantenía artificialmente hasta entonces, eran demasiadas las presiones que sobre el peso se ejercían en el ámbito del comercio exterior y entonces tuvo que entrar al rescate el Fondo Monetario Internacional, por las siguientes razones:

• Porque las dimensiones de la devaluación del peso mexicano eran alarmantes, ya que los estatutos de operación del FMI establecen su intervención cuando un país devalúa su moneda en más del 10%.
• Porque el gobierno necesitaba el aporte financiero de la institución mediante la firma de un acuerdo estabilizador.
• Porque los acreedores banqueros externos exigían el aval del FMI para mantener sus negocios con México.

Por todo ello se inicia en México a partir del año de 1977 un plan consensado con el F.M.I. para sacar al país de la crisis y devolver la confianza a sus acreedores. Este acuerdo habría de regir por espacio de tres años, que se han prolongado hasta la actualidad en virtud de la necesidad de vincular la problemática económica nacional a un contexto internacional que poco a poco ha ido inter-relacionando las economías mundiales en forma que los problemas de un país vienen a tener efectos de repercusión en las economías de todo el orbe (efecto tequila, efecto dragón, efecto samba, etc.) como ya se ha advertido en la situación que actualmente vivimos en el mundo.

Para ello se tomaron una serie de medidas recomendadas por el Fondo Monetario Internacional, entre otras:

• Que el endeudamiento externo del país no sea superior al 2% del Producto Interno Bruto Nacional.
• Se evitará en lo posible la sustitución de deuda antigua por deuda nueva; es decir, que México pidiese créditos externos con el objeto de hacer pago de pasivos, lo que en la práctica doméstica bancaria está incluso prohibido. (Hacer un pozo para tapar otro).
• La restricción de los programas sociales para adecuarlos estrictamente a los recursos fiscales disponibles, porque hasta entonces se utilizaron recursos de préstamos externos para actos de supuesto beneficio popular, pero que llevaba en su fondo un fin de propaganda populista que sin duda afectaba el nivel de la deuda externa.

Esto llevó al país a una serie de crisis sociales y en lo político que vinieron a mitigarse un poco cuando aparece un nuevo actor en la escena mexicana: la riqueza petrolera. La determinación de los volúmenes del potencial petrolero nacional desembocó en un aumento en la confianza de los acreedores internacionales en un inicio, cuando se difundieron las reservas petroleras acreditables. Pero luego, viene la crisis internacional del petróleo que afecta el precio del crudo y como consecuencia origina el desplome de las proyecciones económicas hasta entonces estructuradas sobre posibilidades ponderadas.

Llegamos así a los tiempos inmediatamente pretéritos y, a la actualidad en donde se ha presentado un fenómeno que ha venido a repercutir en todo el programa de endeudamiento externo de México y lo es la globalización en toda su implicación. El hablar de este fenómeno tecnológico en ocasiones puede parecer como si se tratase de una nueva corriente política o económica mundial, sin embargo, hablar de globalización no es otra cosa que hablar del desarrollo de la tecnología de las comunicaciones. En los últimos cincuenta años la sociedad mundial ha sido testigo de grandes innovaciones en el área electrónica en general. Los grandes avances obtenidos en materia de cibernética y la materia satelital llevaron a la computación a niveles de primera necesidad para cualquier economía. Habiendo surgido medios electrónicos de comunicación muy eficaz como el teléfono, el fax, vienen a adicionarse a la autopista de la comunicación (Internet). Se acaban las distancias, se posibilita el almacenamiento de millones y millones de datos anteriormente asentados en papelería y archivo en disquetes y discos compactos que transforman su inmediatos, su efectividad, su economicidad y su desarrollo.

Este desarrollo repercute de inmediato en la necesidad de los países en desarrollo de adquirir esa tecnología y de incrementar el volumen de deuda externa. La internacionalización bancaria, y la inter relación entre las economías nacionales provocan las crisis de 1987, de 1995 y la actual que ahora se pretende blindar.

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